Justicia lingüística: Cómo trabaja el equipo de servicios de interpretación y traducción de WellPower para aumentar el acceso al bienestar

Cuando una persona que busca servicios de salud conductual acude a un centro comunitario de salud mental, ya ha superado una multitud de barreras, como la estigmatización y la escasez de recursos. Para una persona que utiliza un idioma que no es el inglés, esos obstáculos al bienestar pueden ser mayores. Históricamente (y en muchos casos en la actualidad), las personas que hablan idiomas como el español o el lenguaje de signos americano (ASL) han acudido a centros de salud conductual en busca de ayuda, sólo para encontrarse con que sus necesidades no estaban cubiertas debido a las deficiencias en la accesibilidad y la competencia cultural. En WellPower, el equipo de servicios de interpretación y traducción tiene como misión abordar y concienciar sobre este problema desde la perspectiva de la justicia lingüística.

“El término justicia lingüística puede no ser familiar para la mayoría de la gente, pero es una práctica clave utilizada en los movimientos de justicia social con el fin de crear poder compartido, practicar la inclusión y desmantelar los sistemas tradicionales de opresión que a menudo privan de derechos a las personas que no hablan inglés”, explicó Lisa Stiefel, que dirige el equipo. “Lo que esto significa es que, en primer lugar, estamos intentando aumentar el acceso a intérpretes cualificados para interpretar en entornos sanitarios, concretamente de salud conductual. En segundo lugar, pretendemos que los materiales y formularios se traduzcan al idioma con el que la persona a la que servimos se sienta más cómoda, brindándole autonomía para tomar decisiones sobre su propio bienestar”. Y tercero, educar a nuestros compañeros sobre estos principios y cómo incorporarlos a la atención que prestan a las personas a las que servimos.”

Como parte del departamento de diversidad, equidad e inclusión de WellPower, el equipo de servicios de interpretación y traducción está formado por cinco intérpretes a tiempo completo certificados a nivel nacional para español y lengua de signos americana (ASL), y también trabaja para coordinar los servicios de interpretación y traducción en cualquier idioma.

” Existen muchas dificultades para prestar servicios sanitarios, aunque sólo sean básicos, a quienes hablan un idioma distinto del inglés”, añadió la intérprete Lynnet Sánchez-Martínez. “Se necesita un intérprete cualificado que sea lo bastante competente desde el punto de vista cultural para comprender los matices de la experiencia de vida de la persona -su vocabulario, su dialecto y su cultura- y un intérprete que también conozca bien la salud conductual para que no se omita información vital. Ser bilingüe no es suficiente”.

El intérprete David Siso ha visto lo que ocurre cuando los servicios de interpretación no se llevan a cabo de forma culturalmente competente. “Hay un caso muy conocido en el ámbito de la interpretación sanitaria, el caso de Willie Ramírez. Llegó a urgencias de un hospital tras desarrollar un terrible dolor de cabeza y dificultad para mantenerse consciente. Su familia, que era cubana y hablaba español, no se le proporcionó un intérprete profesional.  Al intentar describir los síntomas de Ramírez, indicaron a los médicos la palabra utilizada en su cultura para describir un mal basado en algo que una persona ha comido o bebido: “intoxicado”. En lugar de tratar lo que finalmente se descubrió que era una hemorragia cerebral, el hospital trató a Ramírez por una sobredosis de drogas, y ese error le dejó tetrapléjico de por vida.”

La necesidad de servicios de interpretación equitativos se observa en todos los idiomas, como pueden atestiguar los intérpretes de ASL. “En el mejor de los casos, las personas a las que servimos no tienen que recurrir a nuestros servicios porque pueden trabajar directamente con un proveedor clínico sordo”, comenta Shannon Alicea, intérprete de ASL. Pero cuando eso no es posible, es importante la continuidad de la atención con un intérprete además del proveedor”. Disponer de personal a tiempo completo para la interpretación marca la diferencia en un lugar como WellPower, porque podemos ofrecer el mismo intérprete en cada cita para ayudar a construir esa relación de comprensión y confianza con su equipo de cuidados.”

“El término ‘accesibilidad’ ha evolucionado mucho en los últimos años y va más allá de tener acceso a alguien que hable tu idioma y pueda ayudarte a interpretar”, añade Jay Flanery, intérprete de ASL. “Se trata de redistribuir el poder entre las personas históricamente privadas de él. Cada interacción, incluso una tan insignificante como reprogramar una cita, debe ser tan fluida y sencilla como lo es para alguien que utiliza el inglés”. Los intérpretes están ahí no sólo para las conversaciones importantes, sino para facilitar el acceso a cada parte del proceso”.

“El ámbito de la salud conductual debe ser realmente accesible para todas las comunidades, y la integración de los principios de justicia lingüística en todos nuestros servicios contribuye a avanzar hacia ese objetivo”, concluyó Stiefel. “El objetivo principal es crear acceso equitativo a lo que pueda necesitar una persona a la que servimos”.